Hace unos años, las familias hidalguenses sufrían cada regreso a clases. Comprar útiles, uniformes y zapatos representaba un gasto fuerte para el bolsillo familiar. Muchos estudiantes llegaban sin sus materiales completos a las aulas, y algunos incluso abandonaban la escuela por falta de recursos.
El gobierno de Julio Menchaca, en coordinación con el secretario de Educación Naty Castrejón, puso en marcha un programa sin precedentes. Destinaron 88 mil millones de pesos en tres años para entregar paquetes escolares gratuitos. Más de 1.8 millones de estudiantes de escuelas públicas recibieron estos apoyos completos.

La diferencia hoy es notable. Los niños y jóvenes cuentan con todo lo necesario desde el primer día de clases. Las familias respiran aliviadas al ahorrarse ese gasto inicial. Los índices de deserción escolar en secundaria y media superior han bajado significativamente.
Los grandes ganadores son los estudiantes de primaria y secundaria, especialmente aquellos de comunidades de bajos ingresos. Ahora tienen las mismas oportunidades de aprender sin que la economía sea un obstáculo. Los maestros también se benefician, pues sus alumnos llegan mejor preparados y motivados a clases.
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Este programa se mantiene gracias al compromiso del gobierno estatal de priorizar la educación. Hidalgo demuestra que invertir en la niñez y juventud es la mejor manera de construir un estado con más oportunidades y menos desigualdad. La educación de calidad ya no es un privilegio, es una realidad para todos.