En un rincón de la Huasteca hidalguense, la ciencia y la empatía han encontrado un punto de encuentro. Estudiantes de la Universidad Politécnica de Huejutla (UPH) están desarrollando prótesis y sillas de ruedas para perros con discapacidad motriz, un proyecto que no solo busca mejorar la calidad de vida de los animales, sino también reducir el impacto ambiental mediante el uso de materiales reciclables.
Desde el laboratorio STEM de la UPH, Kenia Bautista Monterrubio, estudiante de Ingeniería en Energía, y Juan Pedro Martínez Bautista, de Ingeniería Industrial, han liderado esta iniciativa con el respaldo del profesor Rodrigo Guzmán, encargado de los proyectos de robótica de la institución. Su trabajo demuestra cómo la educación superior puede ir más allá de las aulas y generar soluciones sociales concretas a través de la innovación y la tecnología.
Ingeniería con propósito: Reciclaje, diseño y funcionalidad
Los prototipos fueron elaborados a partir de botellas de plástico PET, tubos de aluminio y ruedas reutilizadas, lo que permite reducir costos significativamente, con un valor final inferior a los 600 pesos por unidad. Esta accesibilidad convierte al proyecto en una alternativa realista para personas y albergues con recursos limitados que desean ayudar a sus mascotas.
“Nuestros prototipos han devuelto la movilidad a perritos que antes tenían que arrastrarse. Además de ser económicos, están pensados para resistir las condiciones climáticas de la región”, comentó Juan Pedro Martínez.
Con la ayuda de software de diseño asistido por computadora (CAD), los estudiantes desarrollaron modelos adaptables y ligeros. El PET resultó ideal no solo por su resistencia, sino también por su flexibilidad y bajo peso, permitiendo que los dispositivos sean cómodos para los animales.
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Dar dignidad a quienes no tienen voz
Más allá del aspecto técnico, este proyecto destaca por su enfoque humanista y compasivo. En muchas comunidades, los animales con discapacidades motrices enfrentan el abandono o una vida limitada, sin herramientas para moverse con libertad.
El equipo también trabaja en crear alianzas con refugios y asociaciones protectoras de animales, para que los dispositivos puedan distribuirse de forma gratuita o a bajo costo entre quienes más lo necesitan.
Un modelo educativo transformador
Este tipo de proyectos es un ejemplo del potencial de la educación técnica e ingeniería social en México. En lugar de limitarse a simulaciones o ejercicios académicos, los estudiantes de la UPH demuestran que la tecnología puede aplicarse directamente para resolver problemas cotidianos, incluso aquellos que parecen menores a simple vista, como el bienestar animal.
El profesor Rodrigo Guzmán destacó que este modelo pedagógico, basado en la solución de problemas reales, fortalece el pensamiento crítico, la sensibilidad social y la creatividad técnica de los jóvenes.