La reciente imposición de un arancel del 25% a los vehículos mexicanos exportados hacia Estados Unidos generó gran preocupación en Puebla, un estado principal en la producción automotriz del país. Este gravamen afectará a un total de 129 empresas del sector, incluyendo tanto a las que producen autopartes como a las armadoras, como Volkswagen y Audi.
El aumento de los costos de producción, de hasta 12 mil dólares por vehículo, podría encarecer significativamente los modelos más populares fabricados en la región, tales como el Jetta, Taos, Tiguan y Q5, reduciendo la competitividad de estos autos en el mercado estadounidense.
Un aumento en los precios que podría reducir las ventas
Carlos Julián Sosa Spínola, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) Puebla, destacó que, si el arancel se mantiene, los precios de los vehículos fabricados en Puebla podrían experimentar un incremento importante en los próximos meses, con un aumento estimado entre 3 mil y 12 mil dólares, dependiendo del modelo y sus especificaciones.
Esta alza podría hacer que los consumidores estadounidenses opten por alternativas más económicas, afectando directamente las ventas de autos fabricados en México. En consecuencia, las armadoras tendrían que tomar decisiones difíciles, como reducir la producción, lo que implicaría una menor demanda de mano de obra y en última instancia, un impacto económico negativo para la región.

Refuerzo del peso mexicano como estrategia para mitigar el impacto del arancel en Puebla
Frente a este panorama, Juan Alberto Vázquez Muñoz, director de la facultad de Economía en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), sugirió una solución clave para minimizar los efectos negativos del arancel: fortalecer el peso mexicano frente al dólar. Si el valor del peso se incrementara, los costos de los componentes importados, que se cotizan en dólares, disminuirían.
Esto permitiría a las empresas automotrices enfrentar los aranceles sin trasladar el costo adicional a los consumidores en la misma magnitud. El fortalecimiento de la moneda nacional aliviaría los costos de importación para las empresas y también evitaría que los precios de los autos se dispararan, lo cual podría empeorar aún más la demanda de vehículos mexicanos en Estados Unidos.