Estados Unidos inició este miércoles un cierre parcial del gobierno federal después de que republicanos y demócratas no lograran ponerse de acuerdo sobre el presupuesto. Se trata del primer cierre en casi siete años y vuelve a poner en evidencia la polarización que atraviesa la política estadounidense.
Donald Trump responsabilizó a los demócratas por el fracaso de las negociaciones y aseguró que este cierre podría servir para reducir de manera permanente programas y empleos que considera innecesarios. “Podríamos hacer mucho”, declaró al ser consultado sobre los posibles despidos de empleados federales.
Por su parte, los demócratas acusaron a la administración de usar las amenazas como herramienta de presión y de priorizar recortes sobre el bienestar de los ciudadanos.

Qué áreas del gobierno de Estados Unidos seguirán funcionando
No todos los servicios se detendrán. La patrulla fronteriza, los hospitales, el control del tráfico aéreo y las fuerzas del orden mantendrán sus operaciones. Sin embargo, los empleados considerados no esenciales entrarán en licencia sin goce de sueldo, mientras que los trabajadores esenciales seguirán laborando, aunque algunos sin recibir pago inmediato.
Programas como la educación preescolar financiada con fondos federales, la emisión de préstamos estudiantiles, las inspecciones de alimentos y los parques nacionales se verán afectados. Expertos del Centro de Política Bipartidista advirtieron que varias agencias, entre ellas NASA y Vivienda, no cuentan con planes de contingencia claros, lo que podría generar interrupciones adicionales.

El enfrentamiento político detrás del cierre
Los republicanos, que controlan la Casa Blanca, la Cámara de Representantes y el Senado, argumentan que buscan ganar tiempo para negociar sin sufrir las consecuencias de un cierre. Los demócratas, en cambio, exigen garantizar los subsidios médicos y revertir recortes a Medicaid, además de frenar la reducción de fondos para los Centros de Control de Enfermedades y los Institutos Nacionales de Salud.
El líder demócrata Chuck Schumer calificó el cierre como una estrategia de intimidación y acusó a Trump de usar los despidos para asustar a los empleados federales. Por su parte, legisladores republicanos reconocen que los cierres son “estúpidos” y afectan directamente a los estadounidenses, pero mantienen la culpa sobre la oposición.
Desde 1980, Estados Unidos ha experimentado 15 cierres federales. El más largo, de 35 días, ocurrió en 2018, también bajo la presidencia de Trump. Este nuevo cierre recuerda que las disputas presupuestarias pueden paralizar el gobierno y generar incertidumbre para millones de trabajadores y ciudadanos.
Con información de BBC News en Norteamérica.
