La contaminación del río Atoyac, considerado uno de los tres más sucios del país, tiene su origen en el Estado de México. Así lo confirmó Alejandro Isauro Martínez Orozco, comisionado federal para el Saneamiento del Río Atoyac, al presentar un informe sobre los avances de restauración en la cuenca y los planes para los próximos años. El hallazgo es clave, ya que por décadas se señaló a Puebla y Tlaxcala como responsables exclusivos de la degradación ambiental.
El funcionario detalló que la primera descarga de aguas residuales proviene de un rancho en Ixtapaluca, Edomex, cuyas actividades ganaderas filtran desechos hacia territorio poblano. Esto ocurre tras seis kilómetros desde el nacimiento del río en manantiales de Santa Cruz Otlatla, Tlahuapan, donde se construirá un humedal que funcionará como planta de tratamiento natural. Martínez advirtió que el avance del saneamiento dependerá del presupuesto federal asignado para 2026, 2027 y 2028.

Diagnóstico y estrategias de saneamiento
La cuenca del Atoyac presenta 2 mil 359 descargas directas entre Puebla y Tlaxcala, incluyendo domiciliarias, clandestinas e industriales, además de 269 tiraderos irregulares de basura y casi 10 mil hectáreas deforestadas. De las 10 plantas de tratamiento existentes, tres son inservibles y siete funcionan de manera inadecuada, por lo que serán intervenidas. Se proyecta la construcción de dos plantas más en San Juan Cuauhtémoc (Tlahuapan) y San Lucas El Grande (El Verde), así como la mejora de la de Santa Ana Xalmimilulco, en Huejotzingo.
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El primer tramo del río comprende 30 kilómetros del afluente principal y sus tributarios en municipios poblanos como Tlahuapan, San Salvador El Verde, San Matías Tlalancaleca y San Felipe Teotlalcingo. Conagua también identificó 104 permisos de concesión para aguas superficiales, 137 para aguas subterráneas y 26 permisos de descarga de aguas residuales, lo que evidencia la complejidad de regular y controlar los impactos de distintas actividades.

La federación destinó más de 200 millones de pesos en 2025 para los primeros trabajos de saneamiento en esta zona, con la meta de concluir la primera etapa a finales de 2026. Posteriormente, se continuará con la restauración en el resto de Puebla y Tlaxcala, buscando recuperar la calidad del agua, proteger la biodiversidad y garantizar un uso sostenible del recurso para la población local.