El Museo de la Ciudad se enciende al ritmo de Cuba

El Museo de la Ciudad se enciende al ritmo de Cuba El Museo de la Ciudad se enciende al ritmo de Cuba
El Museo de la Ciudad de México celebró el vínculo histórico entre Cuba y México con un baile de salsa que reunió a 200 personas.

El Museo de la Ciudad de México fue escenario de una celebración singular el pasado fin de semana. Bajo el nombre Todos juntos en este barco con la salsa de Cuba, alrededor de 200 personas se reunieron para bailar y rendir homenaje a la relación histórica entre Cuba y México. La actividad se realizó con música en vivo, a cargo de la orquesta Son 14 y de las cantantes Briggite y Zoila Niurka Castellón, conocida como Bombón de Cuba. Además de ser un encuentro cultural, la fiesta marcó el inicio de un programa anual que busca recaudar fondos para la campaña Un barco de petróleo para Cuba y conmemorar el centenario del natalicio de Fidel Castro.

La música como puente cultural

La velada abrió con boleros interpretados por Bombón de Cuba, lo que preparó al público para lo que vendría después: salsa, son y guaguancó. El grupo Son 14, fundado en 1978 por Adalberto Álvarez y Eduardo “El Tiburón” Morales, ofreció temas como Son para un sonero y Mala mujer. Su propuesta mantiene viva la tradición del son cubano con arreglos actuales que han sido interpretados también por artistas como El Gran Combo, Óscar D’León y La Sonora Ponceña.

La cantante Briggite se sumó con clásicos de la salsa, entre ellos No le pegue a la negra de Joe Arroyo. Aunque el sonido no acompañó del todo, su voz poderosa sostuvo la energía de la presentación. El público respondió con entusiasmo, integrándose a la pista en cada canción.

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Un baile compartido entre culturas

Los asistentes bailaron al ritmo de piezas como El cuarto de Tula y Guantanamera, que lograron que el recinto se llenara de parejas improvisadas. El evento no solo buscó celebrar la música, también reafirmó la cercanía cultural entre México y Cuba, una relación que se ha mantenido a lo largo del tiempo y que sigue encontrando en la música un medio de expresión común.

La fiesta cerró con percusiones intensas y la tradicional “víbora de la mar”, con todos los presentes coreando un “¡Viva Cuba!” que resonó en el claustro del recinto histórico. La jornada recordó que la salsa no solo es un ritmo, sino también un lazo que conecta a dos pueblos a través de la alegría del baile y la memoria compartida.

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