El gobierno de México extradita a Estados Unidos a 26 personas vinculadas con el narcotráfico, entre las que destacan Abigael González Valencia (“El Cuini”), líder de Los Cuinis; Servando Gómez Martínez (“La Tuta”), exjefe de Los Caballeros Templarios; y colaboradores cercanos de “Los Chapitos”. La extradición se realizó por solicitud del Departamento de Justicia estadounidense, que los acusa de narcotráfico, lavado de dinero, secuestro y otros delitos graves. Las autoridades estadounidenses consideran a estos grupos como organizaciones terroristas, responsables del tráfico de cocaína, fentanilo y metanfetamina hacia EU.
Esta acción representa un paso importante en la cooperación bilateral contra el crimen organizado, aunque también plantea interrogantes sobre el impacto real en las estructuras de los cárteles.
Los perfiles clave entre los extraditados
Abigael González Valencia, uno de los líderes de Los Cuinis, es señalado como responsable del tráfico de toneladas de cocaína desde Sudamérica hacia EU. Su grupo financió al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones más violentas de México. Su hermano, José González Valencia, fue sentenciado a 30 años de prisión en junio de 2025 por narcotráfico.
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Otros nombres relevantes incluyen a Kevin Gil Acosta y Martín Zazueta Pérez, presuntos encargados de seguridad de “Los Chapitos”, la facción del Cártel de Sinaloa dedicada al fentanilo. Según EU, ambos coordinaron ataques con armas de alto poder contra autoridades mexicanas.
Implicaciones y cargos en Estados Unidos
Juan Carlos Félix Gastelum (“El Chavo Félix”), yerno de “El Mayo” Zambada, enfrenta acusaciones por operar laboratorios de metanfetamina en Sinaloa y Durango. Leobardo García Corrales, otro extraditado, está vinculado al tráfico de fentanilo y a conexiones con “El Chapo” Guzmán.
Servando Gómez Martínez (“La Tuta”), capturado en 2015, fue líder de Los Caballeros Templarios, grupo conocido por su brutalidad en Michoacán. Su extradición cierra un capítulo prolongado de búsqueda por parte de las autoridades estadounidenses.

Estos casos reflejan la presión de EU sobre México para combatir a los cárteles, aunque persisten dudas sobre si estas detenciones afectarán el flujo de drogas. La estrategia de extradiciones continúa, pero el crimen organizado adapta sus operaciones.