Después de un periodo de cierre que se prolongó debido a la pandemia y a trabajos de restauración, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), anunció oficialmente la reapertura de la Pirámide de la Luna en Teotihuacán. Esta decisión permite que miles de visitantes nacionales e internacionales vuelvan a acercarse a uno de los símbolos más importantes de la cultura prehispánica.

Cierre necesario: Entre pandemia y conservación
La Pirámide de la Luna fue cerrada inicialmente para evitar la propagación del Covid-19, como parte de las medidas sanitarias implementadas en espacios turísticos y culturales. Sin embargo, este cierre también brindó una oportunidad para realizar labores de conservación y adecuación que buscaban incrementar la seguridad de quienes visitan este monumento.
El INAH concluyó los trabajos necesarios para asegurar que el acceso sea seguro y respetuoso con la estructura, logrando un balance entre la protección del patrimonio y la experiencia del visitante.
Reglas claras para disfrutar la visita
Aunque la pirámide vuelve a abrirse, el acceso se limitará por seguridad y conservación: los visitantes podrán subir solo hasta el primer cuerpo de la estructura. Además, será obligatorio respetar estrictamente los protocolos, como el uso de calzado cómodo y la prohibición de correr, saltar o realizar juegos tanto en la escalinata como en la cima.
Estas medidas buscan preservar la integridad del monumento y garantizar una experiencia segura y ordenada para todos.
Restricciones para el acceso: Prioridad a la salud
No podrán acceder a la Pirámide de la Luna aquellas personas que presenten problemas de salud como presión arterial alta, enfermedades cardíacas, o quienes hayan sido sometidos a una intervención quirúrgica en los últimos 30 días. Esta medida preventiva está pensada para evitar cualquier riesgo durante la subida que, aunque controlada, sigue siendo un esfuerzo físico considerable.
Un símbolo de historia, cosmovisión y patrimonio cultural
La Pirámide de la Luna, junto con todo el conjunto arqueológico de Teotihuacán, representa uno de los legados más valiosos de la historia prehispánica mexicana. Esta ciudad, una de las más grandes y avanzadas del mundo antiguo, revela la complejidad social, política y religiosa de una civilización que destacó por su conocimiento y espiritualidad.
En particular, la Pirámide de la Luna simboliza el vínculo sagrado con el cosmos y fue escenario de rituales fundamentales para sus habitantes. Su arquitectura imponente sigue siendo motivo de admiración para expertos y visitantes, consolidándola como un patrimonio cultural de relevancia mundial.
El sitio arqueológico no solo alberga estructuras milenarias, sino que encierra la esencia de una herencia cultural que permanece viva en el México contemporáneo. La preservación y el cuidado de Teotihuacán son vitales para mantener vigente el conocimiento de nuestras raíces prehispánicas y para que futuras generaciones continúen aprendiendo y valorando este legado.