En Palacio Nacional, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum desplegaba su Primer Informe de Gobierno con mesura y discreción, en las filas traseras se vivía otro espectáculo: Adán Augusto López y Ricardo Monreal, perdidos entre WhatsApps y bostezos, mientras los moneros El Fisgón y Rapé desafiaban la etiqueta con sus calcetines de rombitos.
Sheinbaum apareció con un atuendo negro sencillo, maquillaje mínimo y peinado sobrio. Nada de lujo, ni porras ni grititos histéricos. Todo era república pura, la antítesis del desfile de lugares comunes, nepotismo disfrazado y retórica tercermundista que caracterizó a informes pasados.
“Técnicamente, este es el informe más republicano de las últimas décadas”, comentaban analistas políticos con un guiño irónico.
Filas traseras: WhatsApps y bostezos
Mientras la presidenta leía su informe, Adán Augusto bostezaba en la cara de Ricardo Monreal, quien a su vez replicaba el gesto sobre Manuel Velasco.
Mientras tanto, Gerardo Fernández Noroña estaba perdido en el “más allá del ninguneo”, según analistas políticos. Regresó a su sitio tras la luna de miel del poder que le garantizó un millón de pesos mensuales para sus chicles y privilegios de primera fila.
El saludo que duele: Puñalada en forma de palmada
El mural en el primer informe de gobierno de Claudia sheinbaum continuó. En otro rincón del salón, Javier May, gobernador de Tabasco, estrechó la mano de Adán Augusto.
Lo que parecía un saludo cordial, según la crónica de expertos, se trató un acto que en sí representaba una palmada disfrazada de puñal. Rubén Rocha Moya, por su parte, parecía una verruga solitaria: perdido, incómodo y esquivando murmullos como si fueran balas.
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Carlos Slim y el arte del “jineteo” político
Entre la multitud de invitados, Slim padre y Slim hijo se destacaban junto a Altagracia Gómez. El patriarca ha transitado todos los gobiernos desde los ochenta, desde Miguel de la Madrid hasta Morena, siempre fiel a la lealtad republicana… y al arte del “jineteo” político: aliarse con quien sea presidente sin perder un centavo.
Del PRI al PAN y ahora a Morena, todos los caballos y tripas obedecen a un solo jinete: el poder en turno.
Sheinbaum y la transición discreta
Lo más sorprendente del informe no fue la ausencia de gritos, sino la mesura de Sheinbaum, quien mencionó a López Obrador sólo en el contexto de reducción de pobreza, evitando el estilo elevado de otras administraciones. Una transición de poder con humildad, discreción y sin gritos histéricos, que parece marcar un nuevo estándar para los informes presidenciales.
La 4T deja atrás el espectáculo, las porras y el nepotismo para mostrar que la política también puede ser sobria… y satírica al mismo tiempo.