El gobierno de Estados Unidos podría imponer, a partir del 1 de agosto, un arancel del 25% a los productos de cuidado de la piel provenientes de Corea del Sur, lo que pondría un freno a los productos de la marca de cosméticos K-beauty. Esto como parte de una nueva política comercial anunciada por el presidente Donald Trump.
La decisión ha generado alarma entre consumidores, tiendas especializadas y distribuidores de cosméticos asiáticos, particularmente los de Corea del Sur, Japón y China.
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De acuerdo con información difundida por The Associated Press, Corea del Sur no ha logrado concretar un acuerdo con la administración estadounidense para evitar estas tarifas, a diferencia de Japón, Filipinas e Indonesia, que ya obtuvieron reducciones. En 2024, EE.UU. importó productos cosméticos surcoreanos por un valor de 1,700 millones de dólares, un aumento del 54% en comparación con el año anterior, según datos de la Comisión de Comercio Internacional.

¿Cuál es la importancia de K-Beauty y productos coreanos en Estados Unidos?
Gracias al auge de la llamada K-beauty, Corea del Sur ha superado a Francia —hogar de marcas como L’Oréal y Chanel— como principal proveedor de productos de belleza al mercado estadounidense, según datos de Euromonitor. Esta categoría ha ganado popularidad por sus fórmulas innovadoras, ingredientes naturales y precios accesibles.
Los productos coreanos gozan de gran aceptación entre consumidores jóvenes por su efectividad y presentación atractiva. No obstante, con la posible imposición del arancel, se anticipa un aumento en los precios que podría impactar tanto la demanda como las estrategias de importación y distribución.
Reacción en Estados Unidos ante posibles aranceles a productos de K-Beauty
Ante el posible encarecimiento, algunos consumidores ya comenzaron a abastecerse. Ciudadanos estaounidenses han procedido a la compra masiva de productos de belleza de origen coreano. Este tipo de acciones refleja la preocupación generalizada sobre el acceso a productos de cuidado facial asequibles y de calidad.

Minoristas y cadenas de tiendas han expresado su inquietud por la pérdida de competitividad frente a marcas que no enfrentarán los nuevos aranceles. Mientras Corea del Sur busca negociar con Washington, el futuro inmediato de la K-beauty en EE.UU. permanece incierto, con posibles repercusiones económicas y comerciales tanto para proveedores como para consumidores.