Ovidio Guzmán López, uno de los líderes de Los Chapitos, expuso ante un tribunal estadounidense la red de corrupción que facilitó las operaciones del Cártel de Sinaloa. En su declaración del 11 de julio de 2024, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán admitió su culpabilidad por narcotráfico y crimen organizado, ofreciendo detalles sobre cómo la organización sobornó sistemáticamente a funcionarios y fuerzas de seguridad en México.
Los mecanismos de la impunidad
Como coordinador logístico, Guzmán López describió una estructura de sobornos que incluía policías, militares y agentes gubernamentales. Su testimonio confirmó el uso de transporte aéreo, marítimo y submarino para mover cocaína, fentanilo y metanfetamina hacia Estados Unidos. Las revelaciones incluyen su participación directa en crímenes violentos contra rivales e incluso miembros de su propia organización, evidenciando el nivel de penetración del cártel en instituciones importantes del país.

LEE TAMBIÉN: Trump busca controlar daño por teorías de Epstein en base MAGA
El costo de la colaboración
A cambio de una reducción de pena, Ovidio aceptó pagar 80 millones de dólares y cooperar con investigaciones contra figuras como Ismael “El Mayo” Zambada. La sentencia definitiva se conocerá en septiembre de 2025, mientras el narcotraficante permanece bajo custodia protegida. Este caso histórico representa la primera vez que un alto mando de Los Chapitos proporciona información sustancial sobre las operaciones transnacionales del cártel.
Las confesiones de Guzmán López no solo detallan los métodos criminales de la organización, sino que exponen la vulnerabilidad de las instituciones mexicanas ante el poder corruptor del narcotráfico.