El Instituto Politécnico Nacional (IPN) crea método ecológico de tecnologías sustentables para la extracción de litio y la fabricación de baterías de alto rendimiento, clave para la electromovilidad y el almacenamiento de energías renovables. Con México posicionado entre los países con las mayores reservas de litio del mundo —especialmente en Sonora y Chihuahua—, los científicos buscan optimizar el uso de agua en la explotación de este recurso y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Extracción eficiente y sostenible
Uno de los principales desafíos en la explotación de litio es el alto consumo de agua, un recurso escaso en las regiones donde se encuentra el mineral. Edilso Reguera Ruiz, investigador del Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (CICATA) y Premio Nacional de Ciencias 2023, lidera un proyecto para extraer litio con mínimo uso de agua.
“No podemos emplear grandes cantidades de agua en zonas donde ya hay escasez. Por eso, desarrollamos métodos que optimicen su uso sin comprometer la eficiencia”, explicó Reguera.
Esta innovación podría posicionar a México como pionero en minería sustentable de litio.
Baterías mexicanas para la electromovilidad
Además de mejorar la extracción, el IPN trabaja en el diseño de baterías de litio con mayor capacidad de almacenamiento, destinadas a vehículos eléctricos y sistemas de energía renovable. Estas baterías buscan competir con las producidas por potencias como China, Estados Unidos y Alemania, pero con la ventaja de utilizar recursos y tecnología nacionales.
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Reguera destacó que el siguiente paso es escalar estos desarrollos a nivel industrial:
“México tiene el potencial para crear plantas de almacenamiento electroquímico con tecnología propia, lo que generaría empleos y fortalecería nuestra transición energética”.
México frente al “Triángulo del Litio”
Aunque países como Bolivia, Chile y Argentina (el llamado Triángulo del Litio) dominan la producción global, México cuenta con yacimientos de alta pureza en Sonora y Chihuahua. El reto, según el IPN, es no solo extraer el mineral, sino convertirlo en productos de valor agregado, como baterías y sistemas de almacenamiento.
El Politécnico impulsa la colaboración entre universidades, industria y gobierno para que el litio se convierta en un motor de desarrollo tecnológico, similar a lo que ocurrió con el petróleo en el siglo XX.
