Burlas de Noroña empeoran propuesta de impuesto a remesas

Foto: Gerardo Fernández Noroña/ Facebook

En un acto de irresponsabilidad política, el senador Gerardo Fernández Noroña optó por la burla en lugar de la diplomacia al responder a la propuesta del senador estadounidense Eric Schmitt de gravar las remesas. Lejos de proteger los intereses de los migrantes mexicanos, sus declaraciones provocaron que el legislador republicano aumentara el porcentaje del impuesto propuesto del 15% al 20%, como castigo por la actitud desafiante del mexicano.

Mientras analistas advertían sobre la necesidad de manejar con cautela este delicado tema bilateral, Noroña eligió el camino del escándalo, calificando la iniciativa como “supremacista” en un tono que solo sirvió para enardecer a su contraparte estadounidense. El resultado: una medida que inicialmente parecía improbable de aprobar, ahora gana apoyo entre sectores conservadores gracias al mal manejo del legislador mexicano.

Expertos en relaciones internacionales señalan que Noroña cometió un grave error estratégico.

“En lugar de articular argumentos económicos sólidos o buscar aliados en el Congreso estadounidense, optó por el insulto fácil”, explica el analista político Javier Garza. “Ahora los migrantes podrían pagar el precio de su protagonismo barato”.

Lo más grave es que este no es un juego: las remesas representan el sustento de millones de familias mexicanas. Noroña, en su afán de aparecer en los titulares, puso en riesgo un flujo que supera los 60,000 millones de dólares anuales. Su actitud refleja una peligrosa combinación de ignorancia económica y sed de atención política.

Las consecuencias de la irresponsabilidad de Noroña

  • El efecto Noroña: Sus burlas dieron argumentos a sectores antiinmigrantes
  • Pérdida de aliados: Ofendió a posibles apoyos moderados en EE.UU.
  • Daño colateral

Lo que Noroña ignoró:

  • Las remesas equivalen al 4% del PIB nacional
  •  1.8 millones de hogares dependen de este dinero
  • El tema requiere diplomacia, no payasadas políticas

Mientras el senador sigue buscando cámaras, analistas advierten que el costo de sus ocurrencias podría medirse en dólares… y en hambre. Su comportamiento no defendió a los migrantes, sino que los puso en mayor vulnerabilidad.

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