Clara Brugada inaugura la Feria del Nopal

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La Ciudad de México puso al campo en el centro. Este 7 de junio, el Monumento a la Revolución se transformó en vitrina para los saberes milenarios y el trabajo de miles de productores que dan vida a uno de los alimentos más emblemáticos del país: el nopal. 

La jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, encabezó la inauguración de la Feria del Nopal, acompañada de secretarios del gabinete capitalino y representantes de las alcaldías de Milpa Alta y Tláhuac.

Feria del Nopal: Las terrazas agrícolas ahora son Patrimonio Biocultural de la capital

Además de rendir homenaje al nopal, las autoridades capitalinas realizaron una declaratoria histórica: las terrazas agrícolas ubicadas en zonas cerriles de Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco e Iztapalapa fueron reconocidas como Patrimonio Biocultural de la Ciudad de México. 

Este reconocimiento honra no solo los métodos de cultivo ancestrales, sino también la defensa activa del territorio, la biodiversidad y las raíces comunitarias que resisten desde las periferias.

Clara Brugada resaltó que este acto es una reivindicación del campo dentro de la ciudad.

“Estamos diciendo que los productores no están solos. Hay un gobierno que los va a apoyar”, subrayó.

También criticó la desigualdad en la cadena de valor del nopal: mientras los productores reciben apenas 30 pesos por una caja con 200 piezas, el consumidor paga lo mismo por solo 10. 

Por ello, anunció que la feria se repetirá cada tres meses en el mismo recinto y que el gobierno impulsará el acceso directo del productor al consumidor.

El nopal: símbolo, alimento y resistencia

Con una producción anual de 200 mil toneladas, el nopal es el único producto agrícola del que la capital es autosuficiente. Milpa Alta, que conserva el 90% de su territorio como zona natural, destaca como el principal bastión de este cultivo. 

Más de 5 mil personas viven del trabajo en el campo, donde también se elaboran derivados como mermeladas, harinas, escabeches y tortillas.

La jefa de Gobierno concluyó que esta feria es mucho más que un escaparate gastronómico: representa una apuesta por una ciudad más justa, sustentable y conectada con su origen rural.

“Milpa Alta nos enseña que el campo no solo vive: resiste y florece en medio de la metrópoli”, afirmó

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