La jornada más solemne de la Semana Santa es, sin duda, el Viernes Santo, día que recuerda el juicio, sufrimiento y crucifixión de Jesús de Nazaret. Según la tradición cristiana, los hechos comenzaron desde la madrugada, cuando Jesús fue trasladado entre distintas autoridades religiosas y políticas hasta recibir su sentencia final.
Tras pasar la noche en la casa del sumo sacerdote Caifás, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, gobernador romano en Judea. Al no encontrar motivo de condena, Pilato lo remitió con Herodes Antipas, quien también evitó pronunciarse. Así, Jesús regresó con Pilato, quien finalmente cedió ante la presión de la multitud y autorizó su ejecución.
Así fueron las últimas horas de Jesús
Jesús fue azotado brutalmente por los soldados, humillado y coronado con espinas. Luego, se le obligó a cargar su cruz hasta el Monte Calvario, también conocido como Gólgota. Durante el trayecto cayó en varias ocasiones y fue ayudado por Simón de Cirene, según narran los evangelios.
Ya en el lugar de la ejecución, Jesús fue crucificado entre dos ladrones. Las escrituras detallan que, antes de morir, pronunció siete frases conocidas como las “Siete Palabras”, que muestran su perdón, sufrimiento y entrega total:
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“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
(Evangelio según San Lucas 23, 34) -
“En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.”
(Evangelio según San Lucas 23, 43) -
“Mujer, ahí tienes a tu hijo. —Ahí tienes a tu madre.”
(Evangelio según San Juan 19, 26-27) -
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
(Evangelio según San Mateo 27, 46 y San Marcos 15, 34) -
“Tengo sed.”
(Evangelio según San Juan 19, 28) -
“Todo está consumado.”
(Evangelio según San Juan 19, 30) -
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”
(Evangelio según San Lucas 23, 46)
¿Qué pasó después del Viernes Santo?
Aproximadamente a las tres de la tarde, Jesús murió en la cruz. Fue bajado por un pequeño grupo de seguidores, entre ellos su madre, María. Luego, su cuerpo fue colocado en un sepulcro prestado, donde permanecería hasta el Domingo de Resurrección.
Este día es recordado como un momento de profundo recogimiento. En las iglesias no se celebra Misa, y se realizan liturgias especiales de la Pasión entre las tres y cinco de la tarde. También se organizan Viacrucis, procesiones del silencio y actos de duelo.
El Viernes Santo no es solo una fecha conmemorativa, sino un día de reflexión sobre el sacrificio y el amor al prójimo para los cristianos. En 2025, se celebrará el 18 de abril y forma parte de una Semana Santa que culminará con el Domingo de Resurrección el 20 de abril.