Lo que debía ser una noticia de celebración para la Selección Brasileña se ha transformado en una fuente de controversia internacional. La llegada de Carlo Ancelotti como nuevo seleccionador nacional ha encendido las alarmas de la FIFA, que ahora investiga a la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) por presuntas irregularidades en el proceso de contratación del entrenador italiano.
Intermediario sin licencia, en el centro del escándalo
El eje del conflicto gira en torno a Diego Fernandes, quien habría sido pieza clave como intermediario en las negociaciones que culminaron con el acuerdo entre Ancelotti y la CBF. El problema: Fernandes no cuenta con una licencia vigente como agente autorizado por la FIFA, una omisión que podría representar una violación directa al Reglamento de Agentes de Futbol del organismo rector.
A pesar de su estatus irregular, Fernandes reclama una comisión de 1.2 millones de euros por los servicios prestados durante la operación. Según las investigaciones preliminares, su participación se remonta a la gestión del expresidente Ednaldo Rodrigues, quien fue recientemente destituido en medio de otro proceso de crisis institucional.
Las normas de la FIFA: Claras y contundentes
El Artículo 11 del Reglamento de Agentes de la FIFA es enfático:
“Sólo un agente de futbol puede prestar servicios de agente de futbol”
“Cualquier empleado o contratista de la agencia que no sea agente de futbol no puede prestar servicios de agente de futbol ni realizar ningún tipo de acercamiento a un cliente potencial con vistas a concluir un contrato de representación”
Estas disposiciones buscan garantizar transparencia y profesionalismo en los procesos de contratación dentro del entorno futbolístico. Si se confirma que Fernandes actuó fuera de estos parámetros, la CBF podría ser considerada corresponsable por permitir o facilitar la intervención de una persona no acreditada.
Posibles sanciones y una CBF cada vez más cuestionada
La investigación en curso podría acarrear consecuencias severas para la CBF. Desde sanciones económicas hasta medidas disciplinarias y la posible invalidación de contratos firmados, el riesgo es alto para una institución ya golpeada por años de crisis internas, disputas por el poder y señalamientos por falta de transparencia.
Este episodio no solo pone en tela de juicio la validez del proceso que llevó a Ancelotti a tomar las riendas del “scratch du oro”, sino que también reaviva las críticas sobre la fragilidad de los controles internos en la máxima entidad del fútbol brasileño.
Mientras Carlo Ancelotti prepara su debut con la selección brasileña, su llegada se ve empañada por una trama que no tiene nada que ver con el balón. La presión ahora está sobre la FIFA, que deberá esclarecer si se vulneraron sus reglamentos y qué tipo de responsabilidades recaen sobre la CBF.
