Juventud en Puebla prioriza desarrollo personal sobre el matrimonio, un fenómeno que refleja un cambio generacional motivado por nuevos proyectos de vida, la incertidumbre económica y una cultura centrada en el bienestar individual. De acuerdo con especialistas, esta tendencia ha modificado el modelo de familia tradicional en la entidad y podría generar repercusiones a largo plazo.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Puebla ocupa el tercer lugar nacional con la tasa más baja de matrimonios, registrando apenas 3.6 por cada mil habitantes de 18 años y más. Solo la Ciudad de México y Tlaxcala tienen cifras menores, con 3.4. Para los expertos, este fenómeno no solo representa un cambio en las decisiones personales, sino una transformación social más amplia.

Cambios en los proyectos de vida
Según Miguel Calderón Chelius, doctor en Sociología por El Colegio de México, la juventud ha redefinido sus prioridades. Hoy, muchos prefieren concentrarse en su desarrollo profesional y personal antes que en el matrimonio o la crianza de hijos. Desde su perspectiva, la estabilidad económica, los problemas sociales y el temor al fracaso matrimonial influyen directamente en esta tendencia.
El especialista también prevé que esta decisión colectiva podría derivar en una crisis de cuidados hacia mediados de siglo. Señala que habrá una generación de adultos mayores sin estructura familiar ni recursos suficientes para garantizar su bienestar.
Por su parte, Guadalupe Rodríguez Fernández, maestra en Psicología Infantil y cofundadora de CogniMAS, coincide en que las nuevas generaciones han cambiado su forma de entender la vida adulta. Antes, el matrimonio era considerado el punto culminante de la madurez; hoy, la autorrealización personal, los viajes y la independencia económica ocupan ese lugar.

Nuevas formas de relación y valores distintos
Rodríguez Fernández explica que no se trata del fin del matrimonio, sino del surgimiento de nuevas formas de convivencia. Las uniones libres, las parejas que viven en domicilios separados o quienes deciden no casarse por motivos personales, forman parte de una estructura social más diversa. Además, la reducción del peso religioso y el menor estigma hacia estas decisiones han impulsado este cambio cultural.
Ambos especialistas coinciden en que esta tendencia no representa necesariamente una amenaza social, aunque sí plantea desafíos futuros en materia de cuidado y pensiones. Lo cierto es que la juventud en Puebla, como en el resto del país, redefine el significado de la familia y del éxito personal, priorizando el bienestar propio sobre los mandatos tradicionales.
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