En el Servicio Médico Forense (SEMEFO) y el panteón forense de Puebla yacen 182 cuerpos identificados que nadie reclama. Colectivos de búsqueda explican que el miedo a extorsiones, la falta de recursos económicos y la desinformación impiden que familias de otros estados acudan por los restos de sus seres queridos. El problema refleja fallas sistémicas en la comunicación institucional y apoyos a víctimas.
Miedo y desconfianza paralizan a las familias
María Luisa Núñez, del colectivo Voz de los Desaparecidos, detalla que muchas familias evitan viajar a Puebla por temor a ser engañadas o extorsionadas. “Reciben llamadas pidiendo dinero a cambio de información falsa”, explica. A esto se suma la desconfianza hacia autoridades, agravada por malos tratos en procesos anteriores. Pese a que el Programa de Identificación Humana —respaldado por la ONU y el INE— ha identificado los cadáveres, la difusión limitada deja a muchas familias sin saber que sus parientes están en Puebla.

Pobreza y barreras logísticas
La falta de dinero para transporte, hospedaje y alimentación es otro obstáculo. Muchos buscadores son adultos mayores sin ingresos fijos, imposibilitados para costear viajes desde estados como Baja California o Chiapas. Gilberto Barrón, de Buscadores de Paz-Puebla, subraya que las autoridades deben mejorar la comunicación: “No es desinterés; es que no saben o no pueden venir”. Aunque los trámites son gratuitos, la logística sigue siendo inaccesible para las familias más vulnerables.
El SEMEFO aún guarda 768 cuerpos sin identificar, pero los 182 ya reconocidos esperan por un reclamo que podría tardar años. Colectivos insisten en que se requieren campañas de difusión accesibles y apoyos económicos concretos para las familias.