Puebla se suma a un proyecto astronómico de gran escala que busca explorar el universo con un nivel de detalle sin precedentes. El Telescopio de Investigación Simonyi, instalado en el Observatorio Vera C. Rubin en Chile, se dedicará durante la próxima década a capturar millones de imágenes del cielo para estudiar cómo evolucionan galaxias, estrellas y otros cuerpos celestes.
La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) participa con dos investigadores destacados: Teresa Cuevas Otahola y Jesús Alonso Arriaga Hernández, ambos con formación avanzada en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE). Desde la sede del INAOE, en Puebla, se siguió en vivo la presentación oficial de las primeras imágenes captadas por el telescopio, un evento coordinado por agencias científicas de Estados Unidos.

Telescopio Simonyi: Mapeando miles de millones de galaxias
Teresa Cuevas lidera un grupo en México que analizará las estrellas variables, aquellas que presentan cambios en su brillo, mientras el telescopio realiza un escaneo repetido del cielo. Esta técnica permitirá crear un mapa tridimensional de alrededor de 20 mil millones de galaxias, con la intención de reconstruir su origen y evolución, incluyendo la de la Vía Láctea.
La información se almacenará como una secuencia continua de imágenes, casi como una película, que mostrará los movimientos y transformaciones del cosmos con una profundidad y detalle nunca antes logrados.
Un avance histórico para la astronomía mexicana
Expertos del INAOE califican al Simonyi como un proyecto transformador para la astronomía mundial y un salto importante para la ciencia en México.
Mayra Valderdi, también investigadora del INAOE, señaló que la sensibilidad del telescopio es tan alta que detectará objetos mucho más tenues que los que otros instrumentos actuales pueden captar. Esto incluye asteroides que podrían representar amenazas para la Tierra, haciendo al Simonyi una herramienta valiosa para la prevención de riesgos.
Aunque México forma parte de este esfuerzo global, el telescopio no se instaló en territorio mexicano debido a carencias tecnológicas. Chile, en cambio, invirtió en infraestructura para recibir el proyecto.
Con un espejo de 8.4 metros y una cámara de 3,200 megapíxeles, el Simonyi capturará imágenes tan grandes que se necesitan cientos de pantallas para mostrarlas en su totalidad y producirá hasta 10 millones de alertas diarias sobre cambios en el cielo.
