Damnificados en Huauchinango esperan apoyos tras deslaves ocurridos hace 10 días, que dejaron muertes, pérdidas materiales y cientos de familias sin hogar. En el recinto ferial del municipio, 416 personas permanecen refugiadas sin saber qué tipo de ayuda recibirán del gobierno estatal, mientras otras buscan entre los escombros objetos que puedan recuperar.
En la colonia Nuevo Monterrey, ocho personas perdieron la vida en esta zona cuando los deslaves arrasaron con tres casas. Entre las víctimas se encuentra Pablo Trejo Hernández, quien murió sepultado por el talud. Su familia, aún con lesiones físicas y emocionales, intenta reconstruir lo que quedó de su hogar.

Esperanza entre ruinas
A pocos metros, la familia Pérez Aparicio se salvó por segundos. Solo el padre se encontraba en casa cuando escuchó el ruido de la tierra desprendiéndose. Alcanzó a salir antes de que el alud arrasara con las viviendas vecinas. Su hija, Michelle Estefanía, asegura que aún viven con miedo y que no han recibido atención psicológica.
“Nos dicen que no somos damnificados porque la casa sigue en pie, pero no podemos regresar a vivir frente al voladero”, explicó la joven, quien pasa las noches en el albergue junto a su familia.

Vivir entre la incertidumbre
En otra parte del deslave, Bertha Cruz Domínguez, de 68 años, limpia el lodo de su casa dañada. El muro principal se vino abajo y ahora se hospeda con familiares.
“Perdí lo que construí con años de trabajo. Ya censaron la casa, pero no sabemos si nos van a reubicar o cuándo llegará la ayuda”, comentó.
Mientras tanto, el albergue habilitado en el recinto ferial sigue recibiendo donaciones y voluntarios que ofrecen alimentos, ropa y actividades para niñas y niños. En los puntos del deslave, veladoras y cruces improvisadas recuerdan a las víctimas de la tragedia, mientras las familias intentan adaptarse a una nueva realidad marcada por la pérdida y la espera.