La cantante islandesa Björk se unió a No Music For Genocide, una campaña internacional que bloquea música en plataformas de streaming dentro de Israel. Con su decisión, la artista se alinea con más de 400 músicos que buscan presionar políticamente mediante el boicot cultural ante la situación en Gaza.
La fuerza de un movimiento global
La campaña anima a artistas y sellos discográficos a restringir el acceso a su música en Israel. Entre los participantes destacan Massive Attack, Paramore, Fontaines D.C. y Wednesday. Además, los organizadores instan a las grandes disqueras como Sony, Universal y Warner a sumarse, tomando como ejemplo la suspensión de catálogos en Rusia tras la invasión a Ucrania.
Los promotores defienden que la cultura no puede detener conflictos bélicos, pero sí influir en la opinión pública y frenar la normalización de gobiernos acusados de violaciones a los derechos humanos.
“Cada artista que actúa inspira a otros a usar su música como herramienta de impacto”, explican.

Björk y su postura crítica
Björk no ha comentado públicamente su decisión reciente, pero su apoyo al pueblo palestino es conocido. En 2023 publicó mapas históricos de Israel y Palestina, cuestionando la distribución territorial con la frase:
“¿A esto le llamas compartir?”.
La artista también se ha mostrado crítica con las plataformas de streaming, especialmente Spotify. En 2015 decidió no lanzar su álbum Vulnicura en ese servicio y ha declarado que la cultura del streaming ha cambiado radicalmente la vida de los músicos, obligando a muchos a depender de las giras para generar ingresos.

Música y activismo
Más allá de sus críticas a la industria, Björk continúa innovando en la forma de compartir su arte. A principios de este año presentó Cornucopia, una película de conciertos que se proyectó en cines de todo el mundo. Además, prepara un álbum en vivo de esa misma gira que saldrá el 24 de octubre.
Su participación en No Music For Genocide demuestra cómo la artista utiliza su influencia para combinar creatividad y activismo. Con cada músico que se suma, el boicot crece, buscando que la cultura funcione como un espacio de resistencia frente a situaciones de crisis internacional.