La muerte de Matthew Perry en octubre de 2023 sacó a la luz una red de drogas que operaba entre las estrellas de Hollywood, con Jasveen Sangha, de 42 años, en el centro. Conocida como la “reina de la ketamina”, Sangha suministraba sustancias controladas a celebridades y personalidades influyentes, usando su residencia en North Hollywood como centro de distribución.
Su vida pública, llena de fiestas, viajes internacionales y asistencia a eventos como los Oscar, ocultaba un negocio clandestino con riesgos mortales.

La cadena de suministro
Las autoridades federales determinaron que la ketamina que terminó con la vida de Perry provino directamente de Sangha. Ella entregó 51 dosis a Erik Fleming, quien a su vez se las pasó a Kenneth Iwamasa, asistente personal del actor. Iwamasa administró al menos tres dosis poco antes de la muerte de Perry.
Tras enterarse del fallecimiento, Sangha buscó eliminar evidencia digital y distanciarse del caso, comunicándose con Fleming a través de plataformas cifradas.
Muerte de Matthew Perry: La investigación y los hallazgos
Durante un allanamiento en marzo de 2024, las autoridades incautaron en la residencia de Sangha ketamina líquida, metanfetamina, cocaína, hongos alucinógenos y medicamentos de prescripción. Los investigadores también encontraron registros detallados de transacciones, que evidenciaban la sofisticación de su red y el acceso directo a figuras del entretenimiento.
Perry no fue el único caso fatal vinculado a Sangha; otras personas recibieron drogas de su red, lo que demuestra un patrón de suministro reiterado y peligroso.

Consecuencias legales
Sangha enfrenta cinco cargos en un tribunal federal de Los Ángeles, incluido el de distribución de drogas con resultado de muerte. Aceptó un acuerdo de culpabilidad, reconociendo su responsabilidad en la muerte de Perry, mientras su abogado, Mark Geragos, afirmó que “asume plenamente sus actos”.
La pena máxima podría alcanzar los 60 años de prisión. Otros implicados en la cadena de suministro, incluidos médicos y asistentes, también se declararon culpables y cooperan con la justicia.
La investigación expuso la vulnerabilidad de los artistas frente a sustancias ilícitas y reveló cómo una red bien organizada puede operar dentro de entornos de lujo sin ser detectada.